Pasan los años y las bandas magnéticas siguen consolidadas como uno de los sistemas de identificación automática más utilizados, siendo su fiabilidad y su reducido coste, dos de los puntos fuertes que la posicionan como una gran alternativa.
Comencemos por el principio. ¿Qué es la banda magnética?
También conocida por el nombre de «magstripe», abreviatura de la expresión inglesa «magnetic stripe», la banda magnética es una banda oscura que se sitúa en tarjetas de crédito, carnés personales, abonos de transporte público, carnés de empresa, y para otros muchos sistemas que necesitan de un alto grado de seguridad y velocidad en la captura de datos.
Su composición se basa en partículas ferromagnéticas incrustadas en una matriz de resina, las cuales consiguen almacenar información a través de una codificación determinada que polariza dichas partículas. De esta forma, su grabación y lectura se realizan por contacto físico situándolas junto a una cabeza lectora/escritora y realizando cierto movimiento con respecto a dicha cabeza, de forma que se active un fenómeno conocido como inducción magnética.
Estos lectores de banda magnética, también conocidos como magnetic stripe reader o MSR, y los codificadores de banda magnética, son los encargados de proporcionar tanto el hardware como el software necesario para poder tratar los diferentes formatos de codificación de datos, realizar un chequeo de errores y comunicarse finalmente con caracteres ASCII.
A continuación detallaremos algunos de los principales usos de las tarjetas con banda magnética.
Por excelencia uno de los usos más comunes es como instrumento de pago, ya sea a través de tarjetas de crédito o de débito.
En relación con este uso anterior, también es frecuente el empleo de tarjetas pvc con banda magnética como instrumento de prepago o aplicación de cierta bonificación en servicios como el transporte público, al realizar compras en máquinas expendedoras, o inclusive como tarjetas de puntos en supermercados y otros establecimientos. En este sentido es muy frecuente también utilizarlas como tarjetas de fidelización o regalo.
Otra de sus utilidades más comunes es a la hora de operar como llave para cerraduras electrónicas, tecnología muy distendida en los accesos a hoteles, gimnasios, espacios de trabajo,… Y es que, a parte de su bajo coste y alto nivel de seguridad, uno de los puntos fuertes que sitúan a esta tecnología en cabeza es la posibilidad de personalización, la cual permite a cualquier entidad grabar la imagen corporativa de la empresa en el propio diseño de la tarjeta, lo cual se convierte en un distintivo con un impacto positivo en la percepción y recuerdo de la marca.
¿Qué debemos de tener en cuenta a la hora de cuidar la banda magnética de nuestra tarjeta?
En relación a los componentes físicos que detallamos anteriormente, existen dos formas comunes de deterioro de las bandas magnéticas, el propio desgaste físico con arañazos, y también a través de la desmagnetización.
Por ello, a la hora de cuidar la banda magnética de nuestra tarjeta deberemos seguir ciertos consejos como la importancia de mantener guardada la tarjeta en un lugar acolchado que evite rozaduras, como puede ser una cartera, o idealmente guardarla en una funda protectora.
En este sentido, las fundas protectoras individuales pueden ser una gran opción para cumplir ambos requisitos, tanto la desmagnetización como el desgaste físico por arañazos, pero también para evitar la lectura de información ilegítima mediante RFID.
En conclusión, es importante que este tipo de tarjetas nunca se guarden en bolsillos ni otros lugares sueltos, cerca de llaves, monedas,… y a ser posible, mantenerlas separadas entre ellas, con el fin de evitar en la medida de lo posible que se desmagneticen entre ellas y se dañen físicamente.
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